Civilización
Maya
Marco
geográfico
La
civilización maya se desarrolló con toda amplitud en la parte de América
Central que hoy comprende los estados mexicanos de tabasco, chiapas y Yucatán,
Honduras, británica, República de Guatemala y algo de las Repúblicas de
Honduras y San Salvador.
Origen
mitológico y real
Origen
mitológico: la leyenda es semejante a los toltecas, atribuye a la creación del
hombre tepui - gucumatz las que llegaron por mar. Las tzentales tienen por
héroe al Votan llegado por mar, sus rasgos concuerdan extrañamente con los de
Quetzalcoatl. El reino de Na - Chan fundado por él, fue tal el centro de un
gran imperio de civilización peculiar de los que salieron luego los mayas,
tzentales, quiuches
.
Origen
real: en realidad es desconocido el origen de los mayas. Aunque parece que
poblaron el país en que residen en una época relativamente reciente.
Gobierno
y administración
Los
mayas nunca constituyeron un estado unificado. Se originaron en ciudades
independientes entre sí. Su autoridad máxima fue un jefe, cuyo poder, era
hereditario pero no absoluto, pues era asesorado por un consejo de estado.
Esta
cultura fue esencialmente religiosa y por esa razón en sus ciudades
construyeron grandes y hermosos templos escalonados destinados al culto religioso.
Entre
las ciudades importantes están Mazapán, Copán y Uxmal.
Organización
social y económica
Organización
social: Los mayas formaban una sociedad muy jerarquizada. Estaban gobernados
por una autoridad política, el Halach Uinic, jefe supremo, cuya dignidad era
hereditaria por línea masculina, y el Alma Kan, sumo sacerdote. El jefe supremo
delegaba la autoridad sobre las comunidades de poblados a jefes locales o
bataboob, capataces de explotación agrícola que cumplían funciones civiles,
militares y religiosas. La unidad mínima de producción era la familia
campesina, que cultivaba una `milpa' (parcela de una 4-5 hectáreas) mediante el
sistema de rozas, para atender a sus necesidades y generar, a veces, un
excedente del que se apropiaba la clase dirigente.
Organización
económica: la agricultura ha constituido la base de la economía maya desde la
época precolombina y el maíz es su principal cultivo. Los mayas cultivaban
también algodón, frijol (poroto o judía), camote (batata), yuca y cacao. Las
técnicas del hilado, el tinte y el tejido consiguieron un elevado grado de
perfección. Como unidad de cambio se
utilizaban
las semillas de cacao y las campanillas de cobre, material que se
empleaba
también para trabajos ornamentales, al igual que el oro, la plata, el jade, las
conchas de mar y las plumas de colores.
Religión
Los
antiguos mayas poseían dioses bacales correspondientes a los cuatro puntos
cordinales y a los dioses que comienzan alternativamente en cada año cuaternio.
Es
probable que creyeran en un gran dios creador, conservador y bienhechor, que
tal vez corresponda al Nochochacyon o abuelo, de los lacandones. Nacido de dos
flores la chocnicte y la cocnite, está por encima de las demás dioses y en
continua lucha con hopitern dios malo, encarnado en forma de serpiente, que al
fin del mundo será vencido.
Avances
científicos
Sus
mayores avances fueron su sistema matemático que incluía un dígito equivalente
al cero estaba ligado a un sistema religioso y también a observaciones.
Entre
los mayas, la cronología se determinaba mediante un complejo sistema
calendárico. El año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit el 16 de julio y
tenía 365 días; 364 de ellos estaban agrupados en 28 semanas de 13 días cada
una, y el año nuevo comenzaba el día 365. Además, 360 días del año se repartían
en 18 meses de 20 días cada uno. Las semanas y los meses transcurrían de forma
secuencial e independiente entre sí. Sin embargo, comenzaban siempre el mismo
día, esto es, una vez cada 260 días, cifra múltiplo tanto de 13 (para la
semana) como de 20 (para el mes). El calendario maya, aunque muy complejo, era
el más exacto de los conocidos hasta la aparición del calendario gregoriano en
el siglo XVI.
Otro
avance fue la escritura estos pueblos desarrollaron un método de notación
jeroglífica y registraron su mitología, historia y rituales en inscripciones
grabadas y pintadas en estelas (bloques o pilares de piedra), en los dinteles y
escalinatas y en otros restos monumentales. Los registros también se realizaban
en códices de papel amate (corteza de árbol) y pergaminos de piel de animales.
Sólo existen tres muestras de estos códices: el Dresdensis (Dresde),
actualmente en Dresden; el Perezianus (Peresiano o de París), en París; y el
Tro-cortesianus (Tro-Cortesiano o Matritense maya). Estos códices se utilizaban
como almanaques de predicción en temas como la agricultura, la meteorología,
las enfermedades,
la
caza y la astronomía. Su arquitectura representada por los templos de
construcción rectangular. También fueron excelentes artistas en las
manifestaciones esculturales a juzgar por sus hermosas creaciones que sirvieron
en sus templos y sus palacios.
Desaparición
Cuando
comienza la conquista Española de lo que había sido la brillante cultura
clásica malla de las tierras bajas del sur, solo quedaban unas pocas
comunidades agrícolas aunque algunos vestigios sobrevivían en el norte de
Yucatán.
La
decadencia de esta civilización se debió probablemente a una sucesión de crisis
agrícolas por la destrucción ecológica, que coincidió en guerras interinas y
rebeliones en contra de los elites gobernantes y con invasiones provocadas por
expediciones guerreras de México central.
Antiguó
Egipto
El
Antiguo Egipto fue una civilización que surgió al agruparse los asentamientos
situados en las riberas del cauce medio y bajo del río Nilo. Tuvo tres épocas
de esplendor en los periodos denominados por los historiadores Imperio Antiguo,
Imperio Medio e Imperio Nuevo. Alcanzaba desde el delta del Nilo, en el norte,
hasta la isla Elefantina (la actual Asuán, junto a la primera catarata del
Nilo, en el sur), llegando a tener influencia desde el Éufrates hasta Gebel
Barkal, en la cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su
territorio también abarcó, en distintos periodos, el desierto oriental y la
línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí y un gran territorio
occidental que dominaba los dispersos oasis. Históricamente, fue dividido en
Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte, respectivamente
La
civilización egipcia se desarrolló durante más de 3.000 años. Comenzó con la
unificación de varias ciudades del valle del Nilo.1 alrededor del 3150 a. C., y
se da convencionalmente por terminado en el 31 a. C., cuando el Imperio romano
conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desaparece como Estado.3 Este
acontecimiento no representó el primer período de dominación extranjera, pero
fue el que condujo a una transformación gradual en la vida política y religiosa
del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su
cultura. Su identidad cultural había comenzado a diluirse paulatinamente tras
las conquistas de los reyes de Babilonia (siglo VI a. C.) y Macedonia (siglo IV
a. C.), desapareciendo su religión con la llegada del cristianismo, en la época
de Justiniano I, cuando en 535 fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el
templo de File.
Egipto
tiene una combinación única de características geográficas, situada en el
África nororiental y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar
Mediterráneo. El Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia, ya
que éste permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía una
significativa ventaja sobre otros oponentes: el légamo fértil depositado a lo
largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los
egipcios el practicar una forma de agricultura menos laboriosa que en otras
zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo y recursos al
desarrollo cultural, tecnológico y artístico.
La
vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una
literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los
recursos naturales y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación de la
fértil cuenca del Nilo y la explotación minera del valle y de las regiones
desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos como las
grandes obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de África del este
y central y con las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío
militar capaz de derrotar a cualquier enemigo, y que mantuvieron una hegemonía
imperial y la dominación territorial de civilizaciones vecinas en diversos
períodos. La motivación y la organización de estas actividades estaba
encomendada a una burocracia de élite sociopolítica y económica, los escribas,
bajo el control del Faraón, un personaje semidivino, perteneciente a una
sucesión de dinastías, que garantizaba la cooperación y la unidad del pueblo
egipcio en el contexto de un elaborado sistema de creencias religiosas.
Los
muchos logros de los egipcios incluyen la extracción minera, la topografía y
las técnicas de construcción que facilitaron el levantamiento de monumentales
pirámides, templos y obeliscos, unos procedimientos matemáticos, una práctica médica
eficaz, métodos de riego y técnicas de producción agrícola, la primera naves
conocidas, la tecnología del vidrio y de la fayenza, las nuevas formas de la
literatura y el tratado de paz más antiguo conocido, firmado con los hititas.
Egipto dejó un legado duradero, su arte y arquitectura fueron ampliamente
copiados, y sus antigüedades se llevaron a los rincones más lejanos del mundo.
Sus ruinas monumentales han inspirado la imaginación de los viajeros y
escritores desde hace siglos. Un nuevo respeto por las antigüedades y
excavaciones en la época moderna han llevado a la investigación científica de
la civilización egipcia y a una mayor apreciación de su legado cultural.
Civilización
Hindú
Los
primeros asentamientos humanos en el territorio que ahora ocupa la India,
aparecieron hace más de 9.000 años y se desarrollaron en lo que se conoce como
la cultura del valle del Indo.
Para hablar de arte hindú se requiere adicionar las
diversas culturas que se fueron asentando en el territorio, culturas con
diversas creencias religiosas, de variadas lenguas y costumbres, pero quizá un
elemento unificador sea todas las manifestaciones alrededor del budismo.
El
arte por su estilo, se realizaba en
función del tiempo y de la región y no de una religión en particular. Las
diversas manifestaciones religiosas mostraron sus expresiones artísticas en
plena coexistencia.
Existen
millones de expresiones artísticas dentro del subcontinente Hindú, y una de las
figuras más representativas es el Taj Mahal, monumento funerario construido
durante el dominio del emperador Sah
Yahan en memoria de su esposa fallecida, Mumtaz Mahal.
La
civilización Hindú y el arte.
La
historia de la India se inicia con la cultura a lo largo del río Indo y en las
comunidades agrícolas en las tierras meridionales de la India. Su historia se
define por la constante migración de otros grupos étnicos y la relativa integración con sus
predecesores. La India es probablemente el país con más diversidad religiosa
del mundo. Es la cuna del hinduismo, del budismo, del jainismo y del sijismo;
cuatro religiones que han llegado hasta nuestros días.
La
cultura es el factor determinante de la sociedad hindú. A pesar de las
diferentes creencias fueron seguidos en las diferentes regiones, la base de la
cimentación de la antigua cultura india sigue siendo la misma. Utilizando la
exaltación universal de las mujeres, que ha desempeñado un papel primordial en
la literatura y en el arte de la antigua india.
La
arquitectura hindú resalta el templo
dedicado a Visnú, el Palacio del Loto, donde destacan las puertas de entrada
con arcos lobulados. Se logró una síntesis entre las formas tradicionales
indias y las islámicas, usando elementos como bóvedas y cúpulas, columnas y
balcones. Cubiertas con frisos superpuestos, con profusión de decoración
escultórica realizada en estuco y brillantemente pintada.
La
pintura hindú se desarrolló sobre todo en la miniatura, género que adoptaron
del arte islámico, sobre todo en el uso del color y en la perspectiva.
La principal característica del arte indio ha sido su notable unidad y
consistencia.
Aunque
hubo variaciones regionales y estilos individual, los trabajos realizados en
diversas regiones geográficas y culturales compartidos ciertos valores comunes,
conceptos y técnicas. Y, todas aquellas variadas manifestaciones fueron
inspiradas por un principio general común.
El arte religioso
hindú no fue extremista, porque tanto como hindúes, budistas y jaimistas
compartían el mismo territorio, el arte por su estilo tenía la función del
tiempo y de la región y no de la religión. Por lo tanto, no es estrictamente
correcto hablar de arte hindú o budista, sino, más bien, del arte indio que le
pasó a hacer temas hindú o budista. Por ejemplo, una imagen de Visnú y una
imagen de Buda de la misma época tienen un estilo de la misma región, que poco
tienen que ver con el modo de expresión artística
Civilización
Mesopotámica
La
civilización mesopotámica se desarrolló en el valle formado por los ríos Tigris
y Éufrates, y comprendió los territorios ubicados entre la meseta de Irán y los
desiertos de Siria y Arabia, en el Cercano Oriente.
Mesopotamia
es un término de origen griego y quiere decir “región entre ríos”; en la
actualidad estos territorios son ocupados por los estados de Irán, Siria, y
principalmente Irak.
El
clima de esta región es cálido y no presenta demasiado frío durante los
inviernos. Los ríos Tigris y Éufrates nacen en las montañas de Armenia,
recorren la zona de norte a sur y desembocan en las aguas del Golfo Pérsico; en
el recorrido hacia el mar, las aguas de los ríos alimentan con abundante limo
las tierras de las orillas, convirtiéndolas en un espacio ideal para
desarrollar la agricultura. El limo actuaba como un poderoso fertilizante. Ello
permitió el surgimiento e instalación de varios pueblos que gradualmente dieron
forma a la civilización mesopotámica.
Evolución
histórica de Mesopotamia.
El
principal rasgo de la evolución de la civilización mesopotámica fueron las
invasiones y las guerras. Hacia el tercer milenio antes de Cristo se ha
localizado en la Baja Mesopotamia una civilización muy avanzada, desarrollada
por los primeros habitantes conocidos de la región: los sumerios.
Los
Sumerios eran un pueblo de origen desconocido, que al establecerse en la zona
adoptaron como medio de subsistencia la agricultura y levantaron ciudades y
construyeron un complejo sistema de canales de regadío. A partir de esta base
material, los sumerios se organizaron bajo la forma de ciudades-estado, como
por ejemplo: Kish, Ur, Umma y Lagash. Estas ciudades-estado se enfrascaron
constantemente en luchas por el control político y militar de la región,
colaborando de esta manera para ser conquistados por pueblos extranjeros.
La
historia de Mesopotamia se divide en tres periodos: la etapa Sumerio-Acadia
(3.000 a 2.000 antes de Cristo), el Primer Imperio Babilónico (1.900 a 1.100 a.
de C.), y la etapa Asiria (1.000 a 539 a. de C.), que incluye el Segundo
Imperio Babilónico Caldeo.
Etapa
Sumerio-Acadia (3.000 a 2.000 a. de C.)
Los
acadios o caldeos eran originarios de las regiones montañosas que ven nacer al
río Éufrates que se asentaron en las llanuras ubicadas al norte de sumeria y
fueron mezclándose progresivamente con los habitantes originarios del
territorio.
Hacia
el año 2.400 a. de C. el rey acadio Sargón el Viejo sometió bajo su poder a los
pueblos de la zona, e instauró un gobierno central con base en la ciudad de
Akkad, dando forma a un gran imperio. Este imperio acadio desarrolló una gran
actividad política y comercial con otros pueblos, pero pronto fue conquistado
por el pueblo nómada de los guteos, quienes habían bajado a las tierras
fértiles de las llanuras provenientes de los montes Zagros.
Esta
decadencia de los acadios fue aprovechada por los sumerios, quienes lograron
retomar el control de la zona, y bajo el mando del rey de Judea tomaron la
ciudad de Lagash y la reconstruyeron, desarrollando obras de regadío y grandes
monumentos religiosos.
Las
renacidas ciudades sumerias, como Lagash y Ur, resistieron los ataques guteos y
dieron vida al nuevo resurgimiento del imperio babilonio. En esta etapa se
destacaron grandes e importantes ciudades como Kish, entre otras. Además, uno
de los rasgos más fue la generalización del sistema de escritura cuneiforme, de
origen sumerio.
Primer
Imperio Babilónico (1.900 a 1.100 a. de C.)
A
principios del segundo milenio a. de C., después de la caída del imperio
acadio, se desarrolló el Imperio de Babilonia, que comandado por el emperador
Hammurabi, logró unificar política, administrativa y culturalmente a los
pueblos de Mesopotamia; Hammurabi logró imponer un fuerte código legal
(considerado el primer cuerpo de leyes escrito de la Historia) y además,
expandió el uso de la lengua acadia, que junto al sumerio de convirtieron en
los idiomas dominantes.
En
el año 1.700 a. de C. el imperio creado por Hammurabi no fue capaz de resistir
los ataques de los hicsos, hititas, mitanios (estos dos últimos eran de origen
indoeuropeo) y casitas (pastores provenientes de los montes Zagros), y resultó
invadido.
La
destrucción provocada por los invasores puso en peligro el desarrollo cultural
alcanzado por los habitantes de Mesopotamia. Años más tarde, para el año 1.550
a. de C., la cultura babilónica experimentó una gran recuperación y Babilonia
recobró su autonomía. Finalmente, al finalizar el segundo milenio, los llamados
“pueblos del mar” invadieron Mesopotamia, generando una crisis que acabó con el
imperio babilónico.
Etapa
Asiria (1.000 a 539 a. de C.)
La
crisis que los pueblos del mar provocaron en Babilonia fue aprovechada por los
asirios, que luego de haber desarrollado un enorme y efectivo aparato militar,
lograron imponer su poder y construir un imperio. En el siglo IX a. de C., el
rey asirio Arsubanipal II arribó a Babilonia y se impuso en las regiones
adyacentes. Durante los siglos VIII y VII, los asirios alcanzaron su máximo
nivel de desarrollo y el rey Sargón III, junto a sus sucesores los Sargónidas,
tuvieron bajo control los territorios de Mesopotamia, Siria, Fenicia, Palestina
y Egipto. Este gran imperio tuvo dos ciudades que fueron sus capitales; estas
son Azur y Nínive. La gran extensión que alcanzó el imperio asirio implicaba
que sus fronteras fueran constantemente atacadas por pueblos de origen
indoeuropeo, como los medos y los persas; esta situación fue tan recurrente que
la guerra llegó a ser la característica principal de la vida de los asirios. Al
terminar el siglo VII a. de C., Assur y Nínive fueron conquistadas por los
persas, quienes destruyeron el imperio asirio. Los persas dieron forma al
segundo Imperio babilónico caldeo, también llamado imperio neobabilónico. El
segundo imperio babilónico, bajo la dirección del rey Nabucodonosor, alcanzó un
último momento de esplendor en el que Babilonia fue embellecida y se
construyeron obras tan llamativas como los famosos jardines colgantes; además,
en esta última etapa, se originó el primer sistema monetario del Oriente. Este
imperio logró perdurar sólo hasta que los persas ocuparon Babilonia en el año
539 a. de C, y se considera que con su fin se acaba el viejo mundo oriental.
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